No fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando las mujeres empezaron a escribir y protagonizar la historia del deporte.
Los orígenes del deporte se remontan a las sociedades primitivas. Hace más de 25.000 años, los aborígenes australianos dejaron pruebas de haber hecho ejercicio físico con unas lanzas que se parecían a las actuales jabalinas. Era, en aquel momento, una práctica vinculada únicamente al hombre, ya que era necesario para aprender a cazar.
Hay que remontarse a la antigua Grecia, en el 776 antes de Cristo (a.C.), para encontrar las primeras evidencias de práctica deportiva entre las mujeres. La historia del deporte femenino no puede entenderse sin los Juegos Olímpicos. En primer lugar, los de la era antigua, emprendidos por mujeres griegas a las que no dejaban participar en el certamen. Y más tarde los de la era moderna, que permitieron visibilizar por primera vez a las deportistas.
Un grupo de dieciséis mujeres decidieron acabar con el estigma del deporte femenino asociado a la virilidad. Organizaron los Juegos Hereos, en el año 580 a.C. en las ciudades de Argos y Olimpia. Fueron concursos deportivos reservados a las mujeres y realizados en honor a la diosa Hera, esposa de Zeus.
Los Juegos Olímpicos de la era moderna fueron un punto de inflexión para el deporte femenino, aunque el Comité Olímpico Internacional tardó en dar presencia a las deportistas. La primera edición, en 1986, no permitió la participación a las mujeres. Esto sucedió a partir de 1.900.
En España, a partir de los años 60 las niñas pudieron hacer ejercicio físico en las escuelas por primera vez. Se fomentó como actividad necesaria para la salud. En Barcelona’92 se logró que un tercio de la delegación española fueran mujeres, y además fue un punto de inflexión ya que esos Juegos Olímpicos permitieron el reconocimiento de que las mujeres también podían conseguir premios.
Las jugadoras españolas están aporreando con fuerza las puertas de la RFEF para ser tenidas en cuenta. Además, su calidad y profesionalidad no debería tomarse como un hobby, sino como una profesión que nos llene de orgullo a todo un país.
Ojalá les allanen pronto el terreno.
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